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UTOPÍAS PT1: LOS SUEÑOS DE LA ARQUITECTURA

by Carlos Arcos Jácome carlos794david@hotmail.com



La utopía ha estado presente en varios de los artículos recientemente presentados, lo cual, no es casualidad, pues, siempre ha servido como eje rector hacia nuevas formas de habitabilidad en vivienda y ciudad. Queda implícito que el tema es bastante amplio, por esta razón, el título de este artículo habrá de contener en alguno de sus fragmentos el inciso “PT1”, haciendo alusión a que habrá más de una entrega acerca del tema. Y, por supuesto, quizá más honesto aún, esta secuencia de artículos busca, a modo de estrategia, generar expectativa en favor de futuros artículos realizados por y para ustedes, mis lectores.


Cuando hablamos de utopía, es necesario poner en manifiesto que dicho término, no es exclusivo de la arquitectura, de hecho, aunque la haya teorizado, han sido otras las disciplinas que realmente han indagado a profundad este concepto. La utopía ha sido desarrollada por la arquitectura desde la praxis, como un factor de valor superior, mismo que se evidencia en las ilustraciones, prototipos 3D, o, más atrevido aún, transformado en realidad palpable. Para contextualizar esta temática he de apoyarme en la particular dedicatoria de Luis Campos Martínez en su libro “Antropología”, donde hace alusión a la utopía, señalándola como “lo existente más allá de su existencia actual: la totalidad en marcha, siempre en gestación”. Algo que nunca dejará de crearse pues siempre habrá algo más por imaginar. Muestra de ello han sido las tantas utopías que han servido de guía para ciudades que posteriormente se han construido.


Así han nacido las utopías, como aquella “fuerza para transformar lo imaginario en acto, y la auténtica voluntad de encontrar los medios innovadores para lograrlo”. Nos obligamos a renovarnos, dejando de lado toda condicionante de la realidad. Inconscientes de que muchas de ellas, tienden a estar solo en nuestra mente. Tomando las palabras de Luis Campos nuevamente “la utopía está destinada a realizarse y es la base de la renovación social”. Las obras arquitectónicas mundiales no me permiten mentir, existen variedad de ejemplos en el mundo, donde la utopía planteó un momento crucial para innovar y hacer realidad el imaginario “imposible”.


Las bóvedas de Arcosanti a la luz de la tarde. Fotografía de Ivan Pintar.

En las últimas décadas se han planteado grandes ideas de ciudades utópicas, o como ahora las llaman, “ciudades del futuro”, con un alto potencial de volverse realidad. Entre ellas podemos encontrar algunos ejemplos a destacar, siendo uno de los más interesantes el caso de Arcosanti, ciudad imaginada por Paolo Soleri. A principios de los años 70 surge la ciudad que se desarrolla en estratificaciones, con la finalidad de optimizar los desplazamientos, la protección del medio ambiente y el ahorro energético. La filosofía de este arquitecto se representa en la unión de palabras arquitectura y ecología “Arcología”, sistema que se contrapone a las grandes metrópolis, para resolver los problemas energéticos, sociales y espaciales.


Aquellas novelas de ciencia ficción, cuyo concepto ha sido el de un mundo sin agua, han empezado a hacerse reales, lo que evidencia la necesidad de responder a tales necesidades, antes utópicas para la arquitectura. Un gran ejemplo es el del suroeste de Estados Unidos, donde la gente, atraída por tierras baratas y la promesa de abastecimiento permanente de agua a través del río Colorado, no esperaba que este último desecara por su uso agrícola intensivo y el calentamiento global. Esto los ha llevado a crear bancos de agua subterráneos para su uso en condiciones de emergencia. De estas condiciones extremas nace el proyecto Sietch Nevada del estudio Matsys, un prototipo urbano que sirve de almacenamiento, uso y recolección de agua. Es una comunidad subterránea que habita en una red de canales conectados con acuíferos bajo tierra. Las cavernas rebosan de densa vida urbana: una Venecia subterránea la llaman los autores.


Representación digital de Sietch Nevada. Imagen de Matsys.

Otro gran ejemplo es el multipremiado proyecto Sociópolis en Valencia, que nace inicialmente como idea “utópica” de Vicente Guallart, para años más tarde, ser parcialmente construido por un equipo multidisciplinario. En este caso, el proyecto busca romper la dicotomía campo-ciudad, a cambio de una sociedad tecno-agrícola. Además de fomentar la relación, hibridación e interacción social, considerando incluso tipologías de vivienda ajustadas a las nuevas estructuras familiares y sus formas de habitar. El objetivo es evitar el aislamiento total del individuo con su entorno, algo muy ligado a la filosofía del autor, quien considera que la naturaleza es lo único que permanece, por lo tanto, todos deberíamos adaptarnos a ella.


Un caso adicional que vale mencionar por su interesante propuesta es Hautóvia, un microestado “independiente”, denominado así por sus creadores Truth behind 404. Buscan cuestionar las actuaciones urbanísticas de enfoques mercantiles y poner un límite a esta forma inapropiada de desarrollo en Madrid. Dicho sea de paso, la posibilidad de ser ciudadano de este peculiar país, está abierta.


Sin duda queda tanto por mencionar, y preveo reclamos solicitando la presencia de autores indispensables del tema como Lebbeus Woods, Archigram, Buckminster Fuller, Constant, los metabolistas japoneses, entre otros. Todos ellos, muy reconocidos y seguramente fuente de inspiración para los proyectos previamente enlistados. Sin embargo, la elección de estos arquitectos más contemporáneos no es una casualidad.


Cloud nine cities de Buckminster Fuller y Shoji Sadao.

La intención de iniciar un tema tan complejo con arquitectos más actuales es múltiple, pues nos permite entender sus propuestas utópicas desde nuestro contexto, es decir, no a través de libros, sino en el devenir de nuestra vida diaria. De esta manera podremos entender más fácilmente que las utopías siempre responden a algo que surge de las circunstancias de la época y la consecuente ideología del arquitecto. Lo que comprueba lo dicho por Paul Recaeur acerca de los tres planos en los que la utopía opera al partir de la ideología de quien la crea:

1. Se presenta como fantasía, si la ideología busca deformar la realidad.

2. Se presenta como alternativa o modificación del poder existente, si la ideología pretende legitimar un sistema de poder vigente.

3. Se presenta como exploración y definición de los límites de la identidad, si la ideología busca preservar la identidad e integridad de un grupo.


Además, al dar a conocer a arquitectos de nuestra época, también se busca alejarnos (respetuosa y momentáneamente), de arquitectos del pasado. De aquellos que se ven tan lejanos e inalcanzables, de cualidades imposibles, con los que uno, ni siquiera atreve a compararse. Solamente evidenciando a arquitectos de la actualidad, sabremos que sus cualidades son alcanzables, y que son replicables por todos quienes decidan, a través de aprendizaje, esfuerzo y enfoque, alcanzar tales proezas.


Cabe enfatizar que los ejemplos mostrados se alejan de los propuestos por los grandes maestros, en el sentido en que fueron pensados inicialmente como utopía, pero ya no lo son más. Algunas de estas obras ya han sido realizadas completa o parcialmente, están por hacerse o, al menos, se proyectan a realizarse a largo plazo. Hoy por hoy, gracias a las nuevas tecnologías y su imparable crecimiento, las utopías son llamadas simplemente “ciudades del futuro”. Una utopía más ajustada al pensamiento de Roig Arturo, quien consideraba que su función no es ser inalcanzable, sino avizorar los límites de lo posible.


Finalmente, esto lleva a cuestionarnos, ¿Es posible que nuestras utopías son cada día más realizables? O será quizá que, absortos ante las infinitas virtudes de la nueva era digital, hemos dejado de imaginar como los grandes maestros lo hacían. La reflexión está dada, y mientras la segunda parte de esta entrega sucede, invito a criticarlo todo y reinventar el obsoleto mundo en el que vivimos. Incito a que los utópicos seamos todos, pues como dice Luis Campos, “solo los utópicos pueden tener esperanzas, solo los utópicos pueden tener futuros; solo los utópicos pueden ser profetas.”


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